29 d’octubre 2007

Llarg conte. (Mujer de verde)


Veronica Blume

Evidentemente después de tan magnifica bofetada no dude ni un instante de su asiduidad al gimnasio y de su buena forma física. Minutos antes, después de haberle hecho una minuciosa radiografía ocular exhaustiva y profunda y de saber a ciencia cierta que tenía ante mí la mujer más espectacular jamás vista por el hombre no hubiese creído a nunca nadie que me hubiera dicho que aquellos cinco minuciosos dedos abarcarían tanta cara de una sola vez.

Semejante latigazo dejó a todos los invitados sordos, no solo a mí. Un gran silencio se creo, la banda dejo de sonar y las 247 personas allí reunidas sintieron la misma curiosidad que tenía yo, aunque la mía fuese por saber durante cuanto tiempo escucharía aquel pitido en mis orejas y el abrasivo cosquilleo en la cara.

Yo, con una fantástica carrera a mis espaldas de bofetadas, insultos, rodillazos en mis partes y todo tipo de golpes por el sexo femenino supe salir airoso, de nuevo, de aquel entuerto. Ante la mirada de la muchedumbre, ante la mirada asesina de aquella hermosa y delicada mujer, capaz de arrancarle de un puñetazo los empastes a cualquiera, inicie lo que yo llamaba “técnica evasiva forzada”. Pasimoniosamente alcé mi mano derecha al cielo, haciendo el gesto de la victoria y exclame con lo que aún me quedaba de boca; “I have a dream”! Esta técnica, innovadora por otra parte y perfeccionada con el tiempo, consistía en decir lo primero que se me pasaba por la cabeza, haciendo aún más grande la confusión de mis incondicionales espectadores y hacerles creer que cuerdo no era la palabra que mejor me definía.

Como había pasado ya cientos de veces antes, los asistentes a tan magnifica excentricidad murmuraron, negaron con la cabeza y la banda y mi publico y mi boxeadora volvieron a cerrarse en ellos mismos, en su mundo de lujo sin sentido.

Discretamente y gracias a mis otras cualidades como bailarín cualificado fui dejando la escena del crimen. Sirviéndome de sillas y mesas para mantener la línea recta y disimular mi alarmante mareo post envestida abufalada. Me acerqué hasta la barra, donde me esperaba la única calma conocida para emociones fuertes, sentimientos de soledad y atropellos varios, el wisky irlandés.

Observándome desde el principio el camarero no dudo ni en un momento en dejarme la botella junto al vaso.

Perdí la cuenta en el décimo tercer wisky doble y al levantar la cabeza de debajo de una montaña enorme de cacahuetes, servilletas y palillos vi el cielo delante de mí. Se alzaba, apoyada en el ventanal, una mujer que poco tenía que ver con la que horas antes me había dejado anestesiado. Mucho más esbelta, mucho más elegante, de belleza amazónica, de larga y rizada cabellera y curvas, por decirlo suavemente y sin ánimo de ofender, muy bonitas.

Me ofrecí un trago que no pude rechazar, para coger ese ímpetu y esa fuerza que sólo el alcohol es capaz de proporcionar. Me miré en un servilletero metálico e intenté buscarme para acicalarme y suavizar la llamativa y surrealista decoración roja de mi mejilla. No supe verme aunque creo que estuve mirándome en un plato de ensaladilla rusa ya que la frase; se la va a comer toda usted sólo? que intuí de alguien sentado a mi lado no albergaba muchas dudas.

No importa, me dije, hoy llevas un buen porcentaje aún te queda toda la mejilla izquierda.

Creo que tarde en bajarme del taburete cinco minutos más otros diez en conseguir abrocharme la bragueta que curiosamente tenía abierta. Sigilosamente cual felino acecha a su presa me acerqué sin hacer ruido. O eso intenté porque en un tramo de siete metros tiré una maceta, rompí dos vasos, insulté a un paragüero y me comí una oliva olvidada en un martini. No sé inmutó, parecia absorta mirando hacia fuera. Le anuncie mi llegada con un suave soplido sobre su desnudo hombro. Noté como se estremecía, como se balanceó, hacia un lado y se encogió. Bien, vas por el buen camino. Seguí todas y cada una de mis artimañas de conquista. Sensuales roces dieron paso a las primeras caricias y diferentes argucias hasta encontrar sus labios. Y como volcán a punto de entrar en erupción irrumpí entre sus labios, noté su lengua vigorosa, sus perfilados dientes y un sabor...un sabor muy poco familiar...un sabor duro, tosco, aterciopelado…fue entonces y solo entonces cuando vi claramente y sin lugar a ninguna duda que había besado a una cortina de encaje verde que debía ser del siglo pasado ya que de la mierda que tenía podía perfectamente salir a la calle y ponerse a correr.


"Devil's haircut" · Beck (Odelay!)


3 comentaris:

Princess Valium ha dit...

Jajajjaja....eoo...però que és això? Ara escrius així de bé i jo sense saber-ho?
Felicitats! De veritat que m'ha agradat molt.
Petonet

mutek ha dit...

Jejeje! T’agrada’t? Juers, venint de tu es tot un plaer :S
Gràcies necessitava escriure alguna cosa d’humor tonotet del meu jiji :p
Eo eooo estic a puntituuu d’acabar-me “La sombra del viento”, quin em recomanes? Algún del Tom Sharpe? Segueixo amb el Wodehouse? Tell me teeeeell meeeee!!

Per cert poso una noia maca i una cançoneta per si algú no vol llegir i prefereix escoltar o mirar :p

Besitoooos

30 / octubre / 2

Princess Valium ha dit...

...mmmm....llegeix-te el Leviatan d'en Paul Auster. Na, pa cambiar de aires. Després, evidentment, tornar a en Sharpe o en Wodhouse és sempre un plaer.