29 de gener 2008

Homeboy station · track 41

"Butterfly dub" · Protassov

24 de gener 2008

Homeboy station · track 40

"Guilty cubicles" · Broken social escene (Feel good lost)


P. D. I el món no és para i la gent se’n va i apareixem i desapareixem i així és aquesta merda de vida que ens toca viure. Una abraçada sincera i tendre plena d’ànims i d'esperança.

20 de gener 2008

Gràcies




Per tots els que d’una forma o d’altre em visiteu.

Per tots els que passeu per aquí, escolteu, escriviu o simplement llegiu.

Gràcies, tot un plaer.

Petons i abraçades “ensugades”.


"I might be wrong" · Radiohead (Amnesiac)



P.D. Idea extreta i copiada vilment (viva la originalidad Lilo!) del Sr. Naschy, sigue así niño del sur.

(ya sabes, de las pocas que me gustan de Radiohead, sorry)

18 de gener 2008

Desaparecer

Y soñarte porque ya no te pienso.

Y engañarme al miedo de volver a ti.


Silencio de polvo tus recuerdos en mis manos.

Caricias de sal hieren en tu olvido.

Infinito tiempo de lágrimas vacías.

Grito lunas de tristeza ahogada.


Desaparecer y volver a empezar.

Desaparecer y volver a empezar.

Desaparecer y volver a empezar.

Desaparecer y volver a empezar.


"Cloudburst" · George Winston (Plains)

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17 de gener 2008

Homeboy station · track 39

"Sleeping Lessons" · The Shins (Wincing in the night away)


16 de gener 2008

Homeboy station · track 38 (video)

(No sé que l'hi passa al Odeo però un dia d'aquests, per la seva culpa, rebrà una patada l'ordinador.
No em puja res de res o sigui que tindré que posar la música en format youtube. Tanqueu els ulls i només escolteu. No val fer trampes!)

"Tornassolat" · Glissando (Marclaianortomarco)



Tot aquest soroll del meu voltant
sento que trontolla dins del cap
i no em deixa lloc per tu.

Desitjo tant fugir d´aquest soroll.
Contagia´m el silenci.

Si em mires jo sono.
Si et miro m´escolto.

El so de les passes s´ha fet sord.
El so de les fulles és opac.
No conec el so del mar.

Desitjo tant fugir d´aquest soroll.
Contagia´m el silenci.

Si em mires jo sono.
Si et miro m´escolto.

Ara invento el so subtil del món,
m´acompanya dins del cor.
Ja només em queda per sentir
el so de la teva veu.

Llarg conte XXL. (Refranes)


Leonor Watling

Todos me llamaban “Juanitoraro” o “Borderjuan”.

De pequeño siempre había soñado con tener un mote. De mayor me imaginaba en mi círculo de amigos y todos me llamaban Nono, que era como me hubiese gustado llamarme, y era el líder y a todos les caía bien y todos querían estar conmigo. No encontraba en “Juanitoraro” o “Borderjuan” nada de especial y muchas veces me sentía excluido y, es más, creo que ese mote era despectivo.

Me consideraba una persona normal, vestía normal, hablaba correctamente, sabía escuchar e intentaba dar siempre mi punto de vista. Defectos también tenía pero el que más problemas me había causado hasta el día de hoy era bastante peculiar ya que no conocía a nadie similar a mi en ese aspecto.

No entendía las frases con doble sentido, tampoco los refranes ni las frases hechas. Raras veces me reía de un chiste. No les veía la lógica por ningún lado y eso me acarreo problemas ya desde pequeño.

No conocía a nadie capaz de narrar tantos refranes como mi abuela. En un día podía llegar a recurrir a ellos con la misma frecuencia en la que yo me metía en problemas.
Recuerdo una tarde de verano, discutiendo sobre si las “torrades amb tomàquet” tenían que tostarse por los dos lados o solamente por uno. Después de discutir mucho, de hacerle un dibujo e incluso de mirar en el diccionario mi abuela dio por zanjada la discusión con uno de sus refranes.

-Joan! No le busques tres pies al gato! Te la tuesto por una cara y te callas o te arreo un guantazo que “t’arranco la cabeza”.

No le busques tres pies al gato? Tras merendar mi pan tostado, únicamente por una sola cara, me puse manos a la obra. Quería demostrarle a todo el mundo que los gatos no tenían tres pies, que tenían cuatro. Eso que era tan obvio, mi abuela parecía desconocerlo.
Salí al patio con las costras del pan, que cuando no estaba mi madre no me las comía, y llamé a los gatos del vecino de mi abuela.
Sin mucho insistir apareció Jackie, la gata de los vecinos de mi abuela. Más que una gata parecía un leopardo. De pelo increíblemente sedoso y mirada sensual era la reina de la calle. Reacia a mis ofrecimientos y sin quitarme los ojos de encima me fui acercando lentamente hacia ella y cuando estuve lo suficientemente cerca me arrodille y procedí al ofrecimiento de pan con el pretexto de hacer el recuento de pies. En esos momentos Jackie ya estaba dando buena cuenta de las costras del pan.
Aunque ya hace mucho tiempo de eso recuerdo haber contado hasta la segunda pata y después haber pasado una semana en el hospital vendado hasta las pestañas y con el record de puntos más alto jamás recordado en el hospital. Como no había registros sobre tal cuestión lo creí sin más aunque creo que me lo decía para alegrarme ya que era muy humillante tener que hacer pis en una cuña con toda tu familia en tu habitación.

Desde aquel día fue un recital constante de entradas y salidas en el hospital.
En una ocasión y después de otro de mis discrepancias con mi abuela me soltó “más vale pájaro en mano que ciento volando”.

-Y ahora te sales al patio y llamas otra vez a Jackie!. Igualito que tu padre eres niño!- Dijo mi abuela en un tono que yo valoré como jocoso.

Como el mundo animal y yo no nos llevábamos muy bien del todo contemplé el proceso de los pájaros desde otro prisma. Esta vez no llevaría comida en la mano, la dejaría en el suelo.
200gr. de alpiste y unos prismáticos era todo lo que necesitaba.
Coloqué un puñadito de alpiste en el centro del patio de mi abuela. Corrí a esconderme tras el sisi con la ropa tendida de mi abuela, ropa siendo benevolente porque costaba diferenciar físicamente unas bragas de un saco de alfalfa.
Poco tardo el gorrión de turno en bajar a comer. Y poco tardé yo en acercarme por su espalda y atraparlo. Como conocía las diferencias entre los pájaros y los gatos le sujete bien fuerte el pico y las patas.

-Ja! Eres mío!

Me abalancé sobre el gorrión que, anestesiado por el cloroformo que le puse al alpiste, no pudo resistirse

-Ahora tu y yo iremos a ver a la iaia para que reconozca de nuevo su error y….

Y antes de acabar la frase setecientos mil gorriones se abalanzaron sobre mi, bueno mejor dicho sobre la bolsita de alpiste que llevaba en el bolsillo. Yo no sabía que los pájaros tuviesen nariz, pero ese alpiste debería ser selecto y de una marca bien cara porque me dejaron sin pantalones, me arrancaron a picotacitos los calcetines y para más inri se comieron parte de mis calzoncillos. Y cual fue mi sorpresa que todos los gorriones salieron al unísono en bandada y desaparecieron por arte de magia. Y cual fue de nuevo mi sorpresa que la huida furtiva no la provoco mi abuela con la escoba que llevaba tiempo mirando la escena y decidió sentarse a ver como acababa todo. La huida la propició una majestuosa águila real de 2metros de envergadura y 80kg. que, sinuosamente, descendió de las nubes y acercándose a mi, picoteo e intento comerse o arrancar lo que para ella era un gusano y lo que para mi era mi órgano reproductor masculino.
Mis padres no me dejaron nunca más ir de vacaciones a casa de mi abuela.

A raíz de todos aquellos sucesos, y lo que no explico, me conciencié e intenté por todos los medios dejar de buscar los dobles sentidos a las frases o acabarían con mi vida. Bueno eso y el servicio militar obligatorio donde aprendí a estar callado por mi bien. Aprender a callarme me costó bien poco, a los dos días de estar con mis compañeros de barracón y a las siete horas de la mañana del segundo día, al toque de diana, mi cabo me comentó que si no me vestía rápido “te meto dos leches Juanito que te hacen palmas las orejas”. Tal y como escuché su frase salí presto y raudo hacia la cocina, en dos minutos volví al barracón con un litro y medio de leche y se la dejé encima de su mesilla de noche.
Pasé tres semanas en el calabozo.

Gracias a los psicólogos mi “defecto” se fue suavizando. Ya sabía diferenciar una frase con doble sentido de una que no lo fuese y no solía poner en práctica los refranes, simplemente asentía con la cabeza y obligaba a esta a pensar en otros quehaceres.

¿Porque estoy aquí, me has preguntado verdad?

No hace mucho volví a recaer.
Llevaba unos días inquieto, notaba que la medicación me estaba dejando de hacer los efectos deseados. Estaba violento conmigo mismo incluso hasta con mi persona y con todo lo que me rodeaba.
Un buen día escuche en una conversación escuche el refrán; ya verás tu “que tiene que ver el tocino con la velocidad”. Y por mucho que ocupase mi mente en contar palillos de los dientes como el tipo de aquella película o apartar la vista y descoyuntarme el cuello como aquella chica en la otra película, no pude quitarme ese refrán de la cabeza.
Tal y como llegué a casa agarre prestado del monedero de mi madre una cantidad de dinero sin especificar junto con las llaves del coche.
Al lado de la farmacia estaba el colmado de la Sra. Miguela. Después de pasarme media hora larga comprobando uno a uno todos los trozos de tocino que tenían me decante por uno con un coeficiente aerodinámico de 0.12x. Pensé que mejor sería coger un término medio porque sino la prueba ya saldría desvirtuada desde un principio. Compré 250gr. i la Sra. Miguela, creo recordar, lanzó improperios hacia mi persona por el tiempo tan maravilloso, según ella, que le había hecho perder. Sus palabras exactas fueron; vete ya a tomar por culo niño con la mierda del tocinito de los cojones!
Yo estaba tan entusiasmado por mi nuevo reto que ni alcé la mirada, pasé olímpicamente de ella. No así de la puerta, que como suele pasar, estaba tan cerrada que al rebotar en ella con la cabeza salí disparado hacia la vitrina donde guardaban los embutidos y me fueron cayendo encima uno a uno los treinta y cuatro jamones pata negra de 12kg. de ocho años de curación, con el punto justo de sal y cinco jotas..

Tres puntos en la ceja izquierda y dos broncas consecutivas de mi madre no impedirían que llevase a cabo mi plan para demostrar a todos lo equivocadamente equivocados que estaban.

Una semana más tarde volví a intentarlo.
Con mi tocino bajo el brazo, el cual ya comenzaba a pudrirse, me dirigí a por el coche de mi madre.
Diez minutos tardé en llegar al punto exacto desde donde desvelaría al mundo entero cuan estaban de equivocados.
Km 76 de la AP-7. Paré el coche, en el arcen de la derecha obviamente. Me puse mi chaleco reflectante, mi boli, mi carpeta, mi metro y mi cronómetro.
Utilicé también, para el ensayo, el triangulo de preseñalización de accidentes para colocar sobre él el tocino y así no dejarlo directamente sobre el asfalto ya que el ángulo de rozamiento con el mismo habría repercutido en la prueba.
Fui colocando en cada uno de los cinco carriles el tocino sobre el triangulo (a partir de ahora T+C). Realicé la prueba dos veces por carril, para eliminar influencias externas como pequeñas partículas de neumático, cristales de ventanillas y elementos que definiríamos como inestables. .
Uno a uno los coches impactaban contra el T+C y lo lanzaban más o menos a una velocidad proporcionalmente a la que llevaba el vehículo hasta el momento de la colisión.
Después de repetir esta operación dos veces por cada carril, de hacer todas las mediciones en millas y en kilómetros, despejar varias equis, y de tomar la velocidad del aire como constante, llegué a la conclusión que yo esperaba, la que me daba a mí la razón.

El tocino experimenta una mayor aceleración cuando con mayor velocidad se le impacta. Por lo tal diremos que el tocino y la velocidad son dos parámetros directamente proporcionales en cuanto a tiempo y frecuencia.

Una caravana de ochenta y cinco kilómetros impidió llegar hasta la zona de ensayos al Sargento Martínez Gómez en menos de siete horas.
Una vez delante mió entabló una conversación no muy cordial ni agradable. En todo momento se dirigió a mi en tono despectivo.

- Perdone, sabe usted lo que esta haciendo?
- Si, ya lo creo! He conseguido un resultado que creo que cerrará algunas bocas.
- ¿Como?
- He hecho una prueba empírica sobre tocino, velocidad y su relación. Y miré si se fija en esta tabla….
- ¿Pero que cojones me estas contando gilipollas?
- Perdón, que yo no le he faltado el respecto…miré pues como le iba diciendo esta flechita….
- Madre mía…pobrecito….este “es más corto que las mangas de un chaleco”

Y básicamente ese es la historia del porque me cayeron tres años.
Después de escuchar las palabras del Sargento Martínez Gómez me quite el chaleco y me puse a medirlo, saque mi boli y mi carpeta y haciendo alarde de mis conocimientos e intentando dejarle en ridículo, por como me había tratado, le expliqué que se podría decir que si el cero no es nada y que el chaleco no tiene nada de mangas, diríamos que el chaleco tiene cero mangas, con lo cual no es que sea corto sino que carece de ellas.

Esta últimas palabras fueron las que decidieron a las autoridades y a mis padres a ingresarme voluntariamente en la cárcel durante tres años.

Dicen que es un bien para mi. Yo de momento no me encuentro mejor ni nada.
Mañana iremos a la perrera mi nuevo compañero de celda y yo para resolver la frase “perro ladrador poco mordedor”. Él me ha sugerido que para seguir con mis métodos y mi línea de investigación me ate un tocino a la mano.

Yo no le encuentro el paralelismo alguno.

P.D.1. A la petita princessa, ànims de tot cor.
P.D.2. A Lilo i la seva impaciència.

07 de gener 2008

I remember don't worry

"In the Air tonight" · Phil Collins (Face Value)



P.D. Costó, pero la encontré.

04 de gener 2008

Despertant-me

Aquests dies de festa han estat fructífers. Idees noves i històries tonotes per escriure.

Les tinc al cap però no les sé explicar i les tinc al cap però no sé com fer-les sortir.

No vull obligar-me a escriure. Necessito una mica de temps.

"Headup" Apparat (Walls)


03 de gener 2008

Feliç any nou

"Efectos especiales" · Tremendo (Vidalogía)