05 de desembre 2007

Llarg conte. (Un fin de semana cualquiera)

- Vendrás la semana que viene?
- No sé…tengo que estudiar…ya veremos. Por poco que pueda me pasaré.
- Perfecto, pues ya nos veremos.

Me quedé en la barra, de pié, con el cubata en la mano, aún petrificado por los dos besos que me dio y viendo como se alejaba y como todos los chicos la miraban.
Entonces me maldije y me maltraté pellizcándome una pierna y pensé que podía haber sido más gracioso, más lanzado. En aquel preciso momento me sentí como si me hubiesen tirando un jarro de agua fría encima. Y efectivamente Teo, al que apodábamos “Dewars” por la extraña y curiosa virtud de beberse hasta el agua de los estanques, vertió hasta la última gota de sus dos cubatas (decía que prefería llevar siempre un cubata de reserva en la otra mano) desde mi cuello hasta los pies. El alcohol entro por el cuello de la camisa y recorrió uno a uno todos los poros de mi espalda, culo, piernas, tobillos hasta encontrar la salida a través de los bajos de los pantalones, cual manguera de bombero en pleno acto de servicio.

- Me cago en la puta Teo, que coño haces!
- Pedo tio gue tej pasa? Ej…..brr…estaas sudando…ppp…prero si jaze falor…jjjfomate aljo...
- Vete a tomar por culo! Lázaro me piro tio, mira como me ha dejado el gilipollas este. Mañana te llamo y te cuento. La semana que viene al igual viene la tía esa, ya verás como no se escapa viva!

Esa mañana de domingo me sentía molido. Había perdido facultades y cada vez me costaba más beber, bailar y relacionarme con imbéciles de jerséis D&G y pantalones Armani. Lázaro y yo siempre nos habíamos reído de ellos. Con sus pelos engominados, italianizados perdidos, con sus bufandas en pleno agosto y sus jerséis con cuello y pantalones cortos en diciembre. Más de una vez nos habían pillado “in fraganti” y nos había tocado correr aunque la victoria estaba siempre asegurada ya que sus Lottuse nada podían hacer frente a nuestras Munich.
Pero por mucho que “odiasemos” a esa gente y todo lo que representaban era el sitio de moda, donde las pijarras más frescas iban y donde nos habían dicho que se pillaba cacho. Cuando uno va necesitado hace mortales con tirabuzones carpados si son necesarios. Me propuse conquistarla, aunque tuviese que sufrir.

El lunes nada más salir del trabajo me fui a la peluquería que me había recomendado Cristina, la de la puerta verde de al lado de la Caixa, me dijo. Entré en una especie de nave espacial en el que lo más parecido a la normalidad eran unas sillas tipo “Ikea” y que resultaron ser unos nuevos masajeadotes de pies de última generación me dijo el chico, pero que me mojaron el culo como unos normales. 3h y 57€ después salí por la puerta con la seguridad de alguien que no se ha mirado en el espejo durante una sesión de peluquería con, según me dijo él, “Joan Geras”.
Tal y como llegué a casa me rapé la cabeza al cero. El dinero peor invertido de mi vida junto con una colección de 250 camisetas de “Madrid 2012”.

Toda esa semana la dediqué a cuidarme a fondo. Todas las noches antes de irme a la cama; peeling, mascarilla facial, tratamiento contra las arrugas, crema para los codos…
Rememoré mis laureadas tardes del gimnasio sin recordar que no había estado apuntado jamás. Fui a correr, fui en bici incluso el jueves me recorrí de un tirón las dos plantas que separaban la puerta de mi piso del rellano de acceso, sin escalas ni avituallamientos. He de decir que me sentí tentado de hacer uso del ascensor, pero tenía que hacerlo por ella, y porque estaba fuera de servicio.

- Va, se un hombre no te va a pasar nada, nadie tiene porque saberlo nunca
- Ya, pero y si alguien me ve?
- Te has recorrido 200km, quien coño te va a conocer aquí?
- Si, es cierto.

En ocasiones no veía muertos, hablaba sólo.

Andorra, ese gran paraíso de las marcas, de la gente con glamour, de los nuevos ricos.
Andorra, ese país que tenía que darme la llave de acceso a…por cierto, como se llamaba? Bueno que más da, anda que no estaba buena la tia.
Llegué con un presupuesto limitado y salí con tres hipotecas y siete préstamos personales. Vestía igual que los “imbéciles”. Pantalones Hugo Boss, calzoncillos Kalvin Klein, camisa Fornarina, jersei Chanel, chaqueta Tommy Hilfiger y zapatos Martinelli.

La verdad? Me sentía superior.
...

4 comentaris:

Anònim ha dit...

MECATXIS..... continuara????
ara que estaba interesante la cosa...
BON POOOOOOOOOOOOOOOOOOONT !!!!
Noemí

Princess Valium ha dit...

De veritat que et superes, m'ha encantat!!!
Segueix, segueix pliiiis...
Besitos

DANI ha dit...

MOlt bó tio, tots em passat per situacions surrealistes com aquesta. Però prefereixo no saber el final, me l'imagino i potser ja l'he viscut.

Un abraçada

Anònim ha dit...

no acabara como "casi" siempre, no?